viernes, 22 de octubre de 2010
¿Se nombra el lesvianismo en la biblia?
Fuente(s):
Mitos sobre el lesbianismo. Parte I.
LA PATOLOGIZACIÓN DEL LESBIANISMO:
En 1908 manuales de la época, no siempre contrarios a los derechos de gays y lesbianas describen de esta manera a la mujer homosexual: “un temperamento activo, valiente, creador, bastante resuelto, no demasiado emocional; amante de la vida al aire libre, de la ciencia, la política o hasta de los negocios; buena organizadora y complacida con los puestos de responsabilidad…. Su cuerpo es perfectamente femenino, aunque su naturaleza interna es en gran medida masculina”. Seguramente hoy en día no logramos descubrir qué hay de lésbico o masculino en este retrato.
La mayoría de los hombres de ciencia de finales del siglo XIX y principio del XX, solían asociar la autoafirmación, la independencia y una cierta actitud feminista con el lesbianismo. Estas características bastaban para acusar de inversión a una mujer en 1890 y siguen formando parte hoy en día del imaginario popular a la hora de describir a una lesbiana.
Otra característica de este imaginario popular sobre la lesbiana es el considerar los juegos de roles, aquello de una hace de mujer y otra de hombre, como parte ineludible de las relaciones lésbicas, algo claramente atribuible a la sexología, quien diferencia entre dos tipos de mujeres homosexuales.
· Las “invertidas congénitas”, de orientación masculina.
Las · “pseudolesbianas”, que podrían haber sido heterosexuales de no haber sucumbido a las artimañas de la verdadera invertida. Tenían el aspecto y el comportamiento de la mujer heterosexual afeminada de su época.
Ambos tipo de mujer se atraían mutuamente y por arte de magia estas mujeres pasan a desempeñar en la cama los roles propios de su aspecto exterior. Las prácticas Butch/Femme , el deseo de penetrar y ser penetrada por otra mujer, es un hecho incuestionable y han generado dentro del movimiento lesbiano feminista no pocas discusiones, sin embargo no se pueden hacer extensivas a todas las lesbianas bajo argumentos tan peregrinos y ser elemento esencial del estereotipo lésbico de nuestros días. Es simplemente una característica sexual que algunas lesbianas tienen y otras no.
El trabajo de la sexología provocó una campaña en las escuelas y centros universitarios en los años veinte en Gran Bretaña, destinada a prevenir contra el lesbianismo a las mujeres y chicas más jóvenes, de manera que las relaciones entre mujeres habían adquirido un tinte de perversión bastante generalizado. Se convierte el lesbianismo en algo perverso, marginal y maldito. Consecuentemente muchas mujeres se refugiaron en matrimonios heterosexuales o desarrollaron un gran desprecio y compasión por sí mismas al aceptar la etiqueta de invertidas.
En el imaginario popular el amor entre mujeres, más que nunca a lo largo de la historia, empieza a asociarse con la enfermedad, la demencia y la tragedia. Cuando el lesbianismo se considera patológico muchas mujeres lesbianas se patologizan a sí mismas sufriendo una falta de identidad, entrando en conflicto con el propio ser femenino y asumiendo formas de relación y valores sexuales masculinos. En la literatura del siglo XX escrita por lesbianas o que narra historias con protagonistas lesbianas, es frecuente encontrarse con personajes torturados, infelices y que a menudo fantasean con el suicidio. Fiel reflejo de lo que en “los felices años 20“ se vivía.
Frente a este modelo sexológico y a siglos de negación católica del lesbianismo han tenido las lesbianas del siglo XX que construir su identidad y encontrarse a gusto consigo mismas. Realmente no ha sido tarea fácil, y hoy día sigue sin serlo para muchas, por eso es importante recoger el legado y las aportaciones que muchas mujeres que han amado a mujeres a lo largo de los dos últimos siglos nos han dejado, porque sin duda han allanado el terreno que hoy muchas de nosotras pisamos con derecho propio, sin ellas, sin duda alguna, nuestro camino hubiera sido más difícil. Conocer su historia y reconocer su valor nos permite darnos cuenta de que vivir una sexualidad diferente es posible y gratificante.